Henrik Sproedt es un cazador alemán, experto en innovación. En esta ocasión, le hemos elegido para hacer el papel principal del vídeo del accesorio de imagen térmica Pulsar Krypton 2 FXG50. Lo protagoniza junto a su hijo Justus, ya que la caza ocupa un lugar especial en la relación entre ambos. Invitamos a nuestros lectores a conocer mejor el vínculo entre Henrik y Justus, la evolución de Henrik como cazador hacia un tipo de caza más holística y a disfrutar de algunas imágenes entre bastidores del rodaje del vídeo en Alemania.
Henrik es un tipo extraordinario y polifacético. Si leemos atentamente su currículum profesional, vemos que es diseñador de comunicación experto, un consultor muy solicitado con experiencia en gestión y también un experto en innovación dirigida por el usuario con un doctorado en investigación de innovación tecnológica, entre otras muchas cosas.
La presentación que hace Henrik de sí mismo es mucho más humilde: «Me llamo Henrik, soy alemán y tengo 49 años. Tengo dos hijos, vivo en el norte de Alemania y soy un apasionado de la caza».
«Todo empezó en el 2005, cuando nació mi hija. Entonces vivía en Hamburgo con mi mujer y trabajaba como asesor. El problema era que nunca podía ver despierta a mi hija recién nacida porque mis jornadas laborales eran muy largas, así que tomé la decisión de dejar mi empleo. Mi mujer y yo nos mudamos aquí y compramos una casa, de manera que lo que nos trajo aquí fue básicamente el deseo de pasar más tiempo con la familia».
Esto es lo que nos cuenta cuando le preguntamos por su viaje al norte de Alemania a estar más cerca de la naturaleza. No es exactamente una historia infrecuente: cada vez más gente abandona los entornos urbanos en busca de un ritmo de vida más lento y tranquilo, y, sin embargo, no muchas personas llegan a convertirse en apasionados cazadores. Pero a Henrik esto le pareció un paso natural.
Pero también es un hombre de familia que se esfuerza por fomentar una relación profunda y significativa con sus hijos y que mantiene un vínculo con la naturaleza del que pocas personas pueden presumir: «Cazar con mi hijo, o con mi hija, significa vivir el presente. El momento que pasas en el campo, compartiendo esta actividad con un ser amado… es una experiencia insuperable».
«La caza no consiste en matar animales cueste lo que cueste, al menos no lo es para mí», subraya Henrik. «La mayoría de la gente que no caza piensa que salimos, matamos un animal y nos vamos a casa. Pero cazar es pasar tiempo en la naturaleza, formar parte de ella y ser consciente de que somos parte de ella. Tiene mucho que ver con el respeto a la naturaleza».
«Me fascinan la naturaleza y la vida salvaje desde que era niño. Cuando era joven, todo el aire libre que yo conocía era nuestro patio de recreo. Vivíamos en un pueblo que parecía un barrio.
El primer ordenador C64 y los primeros juegos de ordenador salieron cuando yo tenía unos nueve años. En resumen, sabía encender una hoguera y pescar antes incluso de saber nada de píxeles y bytes. El paso lógico para mí era sacarme la licencia de caza en cuanto tuviera edad suficiente y dispusiera de tiempo y dinero.
Además, durante la época que pasé en el colegio y la universidad, nunca me interesaron demasiado los entornos urbanos. Aunque me gustaban los bares, los cines, los museos, etc., siempre que podía me iba a la playa, a hacer surf o a la naturaleza, a pescar y, más tarde, a cazar.
Para mí, eso era más real e inspiraba mi creatividad, lo cual me ayudó mucho como diseñador de comunicación. El cambio entre la vida urbana y la rural me permitió ser consciente de lo que ofrece de especial cada uno de estos entornos».
«Mi consejo para mí mismo sería que confiara más en su pasión que en seguir lo que hace la mayoría de la gente y que se asegurara de ser lo más independiente posible. Nunca confíes en el transporte público (sonríe). Y recuerda, no hay camino más trillado que el que todo el mundo tiene que tomar para ir de A a B. Es mejor darse un paseo saliendo fuera de la carretera».
Ese camino que se sale de fuera de lo común es el que permite estar en contacto con la naturaleza, admite Henrik, permite mantener los pies en la tierra y ser modesto y humilde. Como muchos cazadores, él también nos dice que darse cuenta de que uno forma parte de la naturaleza nos hace tomar conciencia de nuestros propios esfuerzos como humanos y de lo insignificantes que somos.
«No hay que ser superdotado para sentir, leer y experimentar la naturaleza. Requiere simplemente pasar tiempo en el campo. Sé consciente, tómate tu tiempo y abre los ojos», añade Henrik cuando me pregunto si esta conexión profunda es algo que requiere mucho esfuerzo. Ahora tengo curiosidad por saber cómo se traduce esto en su filosofía de la caza.
«La caza implica libertad y responsabilidad. La libertad de estar al aire libre, de conseguir tu propia comida y de aprender y vivir con la naturaleza. La responsabilidad implica respetar siempre la naturaleza y especialmente a cada criatura, disparar en condiciones de seguridad y ser consciente de las consecuencias fundamentales de cada acto.
La caza no es una religión, ni una ciencia, pero es muy exigente en términos de equilibrio entre alegría, conocimiento y responsabilidad. Sí, le arrancamos la vida a un animal, lo cual es una acción natural que nos permite disfrutar de deliciosos alimentos y nos permite ser conscientes del ciclo de la vida. No es un lujo, ni es algo guay, ni emocionante. Es algo que forma parte de la vida.
Las circunstancias y los valores que subyacen y se relacionan con ello varían de una comunidad a otra y de un país a otro, en función de los distintos valores y culturas, pero el respeto por seguridad, la alegría y la responsabilidad, combinadas con unas raíces profundas y el amor por la naturaleza son valores que todos los cazadores compartimos».
Tras haber desarrollado él mismo un enfoque tan holístico de la caza, Henrik quiere transmitírselo ahora a su hijo Justus, que parece disfrutar de practicar junto a su padre numerosas actividades al aire libre.
«Tienes que conocer tu oficio, y conocer tu oficio, en este caso concreto, significa que debes sabes lo suficiente sobre los animales que cazas como para ser capaz de identificarlos. La otra parte esencial es conocer tus herramientas. Necesitas conocer la balística y las normas de seguridad. Tienes que saber disparar. No se debe disparar a ningún blanco, a menos que se esté absolutamente seguro de que vamos a disparar al animal adecuado y de que el animal tiene la edad adecuada. Tienes que estar completamente seguro de que puedes colocar bien el disparo. No hay opción de un segundo o tercer disparo de seguimiento; se trata de un único disparo. Un tiro con resultado de muerte, esa es la intención que se persigue».
En cuanto Henrik menciona sus herramientas, de nuevo despierta mi interés. ¿Cómo decide un cazador tan experto como tú cuáles son las más adecuadas para él? ¿Cuáles son sus criterios principales? No tarda en responder: «Los aspectos más importantes para mí son la facilidad de uso, la ergonomía, la duración de la batería (si es eléctrica) y la fiabilidad y robustez del dispositivo. No quiero tener que preocuparme de pequeños detalles».
Cuando le pregunto si el fabricante también es algo relevante, me asegura que sí. «Para mí, es muy importante dónde se fabrica un aparato.
¿Cómo es el servicio de posventa que ofrecen? ¿Me toma en serio el fabricante y me ayuda también después de haber pagado dinero por un dispositivo? ¿Cómo resuelve el fabricante los problemas que yo encuentro? ¿Los comunica abiertamente y soluciona mis problemas, o intenta salir de rositas de cualquier metedura de pata?»
Curiosamente, fue mediante un proceso de mejora de este tipo que Henrik llegó a ser embajador de Pulsar. Hace años, nos envió un correo electrónico con algunos comentarios detallados sobre un dispositivo que había comprado. Le invitamos a comentar las posibles mejoras y pronto pudimos implementarlas de forma práctica.
Así que pensamos del mismo modo que Henrik: nosotros también creemos que los fabricantes son responsables de sus productos mucho más allá del momento de compra y trabajamos duro para demostrar que creemos en esta idea. Y estos valores, junto con el amor, el respeto y la responsabilidad por la naturaleza, son algunas de las cosas más importantes que compartimos con Henrik, y con muchos cazadores de todo el mundo.
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